El 29 de julio de 2002 publiqué en Ambito Financiero una nota titulada «¿Qué cambian las internas abiertas?». Me refería en aquella ocasión a la aplicación de la ley 25.611 aprobada en 2002, que se usaría en noviembre de aquel año para elegir por primera vez en internas abiertas simultáneas los candidatos a presidente de la nación.
La historia es conocida, no hubo internas abiertas y simultáneas!
Cuando el presidente Duhalde tuvo la certeza de que en una interna abierta, Menem le ganaba a los otros candidatos del PJ, suspendió por decreto la aplicación de la ley. El Congreso corrigió la desprolijidad del decreto inconstitucional, a través de la ley 25.684, sancionada el 28 de noviembre de 2002.
La ley 25.611 que estableció la obligatoriedad de realizar internas abiertas y simultáneas recuperó su vigencia y se hubiera aplicado en la selección de los candidatos a presidente para la elección de 2007. Pero … esta vez el presidente Néstor Kirchner decidió que era mucho más fácil que él solito decidiera quien sería el o la candidata del Justicialismo y para no tener que violar la ley ordenó su derogación. En efecto, el Congreso dictó en diciembre de 2006 la ley 26.191 que derogó las internas abiertas simultáneas.
En su discurso del 9 de Julio la presidenta anunció que llevaría adelante una reforma política para democratizar a los partidos. ¿Cómo lo hará? A través de las internas abiertas y simultáneas. La historia vuelve a comenzar!
Dijo la presidenta que a ella siempre le gustó ese sistema y que en su oportunidad presentó un proyecto de ley al respecto. El proyecto de la entonces Senadora consta en el expediente 2093-S-01. Pero llamativamente la Sra. de Kirchner apoyó la suspensión del sistema en 2002; en 2006 no dijo una sola palabra en contra de la derogación y en 2007 aceptó complacida la candidatura que decidió en soledad su marido. De lo cual se puede deducir que a la presidenta le gusta el sistema de internas abiertas «en teoría». No sería la primera vez en que hay cierta desconexión entre el discurso y la conducta.
El Ministro del Interior ha dicho a la prensa que la reforma política se limitará a las elecciones internas abiertas. Nada de boleta única, nada de sacarle a la cartera política su intervención en el proceso electoral (elaboración y distribución de DNI, administración del financiamiento público de campaña, escrutinio provisorio, etc.). Sólo internas abiertas. Según las fuentes oficiales, la reforma política se hará sobre la base del proyecto de Cristina. No parece la antesala de un gran diálogo, pero ese es otro tema.
Lo que escribí hace 7 años sobre las internas abiertas sigue plenamiente vigente:
Las internas semiabiertas o abiertas sirven para garantizar que más gente tenga derecho a participar en la selección de los candidatos que competirán en la elección general y, en consecuencia, reducirían el poder de la dirigencia partidaria aumentando la independencia de los candidatos/representantes con relación al partido político.
Las internas abiertas ocupaban un lugar destacado en la agenda de la reforma política. Muchos de sus impulsores presentaban el mecanismo como una forma de tener mejores candidatos, más idóneos, más honestos. Aquellos que esperen ese resultado sufrirán una gran decepción. Baste recordar que muchos de los diputados y senadores cuestionados hoy, obtuvieron su candidatura a través de internas abiertas o semiabiertas. Pensemos también que en una elección interna semiabierta con fuerte participación de independientes resultó electo candidato a diputado nacional por el Partido Justicialista de la Capital Fedral el recordado José Manuel Pico que ni siquiera pudo ser proclamado pues estaba prófugo de la justicia.
La apertura del proceso de selección de los candidatos favorece a aquellos candidatos que tienen buena imagen en la sociedad, pero que no cuentan con suficiente apoyo partidario. Por otra parte, como el proceso de la interna excede a los miembros del partido y los precandidatos deben buscar votos fuera del ámbito partidario, las internas abiertas son más costosas que las elecciones cerradas, ya que exigen una campaña generalizada.
La crisis de representatividad de los dirigentes políticos argentinos no se solucionará con la realización de internas o primarias abiertas. Nada indica que por este procedimiento tengamos representantes más legítimos, más honestos, más idóneos y más comprometidos con la realidad y las necesidades de la gente. A pesar de ello, las internas abiertas constituyen otra oportunidad de participación que los ciudadanos deberían aprovechar para manifestar sus opciones.
Para no defraudar esa expectativa de participación, será necesario que partidos y autoridades respeten el resultado de las abiertas y que no suceda -como en el pasado- que, pasadas las internas abiertas, los partidos reordenaban «a dedo» las listas o las modificaban por la conformación de alianzas.
Caricatura de Huadi, publicada en La Nación 15-2-09