Después de una larga transición, el Congreso ha cambiado su composición. La renovación en ambas Cámaras es parcial, por lo tanto la nueva distribución de las bancas no refleja en forma automática el resultado electoral del 28 de Junio. Primera razón para moderar las expectativas. El bloque oficialista sigue siendo el grupo parlamentario más numeroso en ambas cámaras y por mucha diferencia sobre los demás bloques.
La oposición está compuesta por muchos bloques, algunos incluso unipersonales, con un perfil ideológico muy diverso. Segunda razón para moderar las expectativas. En un conjunto tan heterogéneo, la construcción de consensos será trabajosa. A mayor complejidad técnica o a mayor compromiso ideológico de los temas, mayor será la dificultad de lograr una posición común.
La sanción de las leyes requiere la aprobación de ambas Cámaras. La oposición sumada es más fuerte en Diputados, mientras que el kirchnerismo y sus aliados están muy cerca de la mayoría en el Senado. Por otra parte, el Poder Ejecutivo tiene una intervención necesaria en el proceso de formación de las leyes. La Constitución le otorga al Ejecutivo la posibilidad de vetar total o parcialmente un proyecto sancionado por el Congreso y también la facultad de transformar en ley sólo una parte del texto aprobado por el Legislativo, a través de la promulgación parcial. La última palabra, sin embargo, la tiene el Congreso. Pero para insistir en su decisión el Congreso necesita dos tercios de los votos en cada Cámara. Difícil de conseguir. Otra razón para moderar las expectativas.
¿Qué podemos esperar? Un funcionamiento más normal del Congreso; la recuperación de los espacios de debate y consenso, particularmente la revitalización del funcionamiento de las comisiones. Podemos esperar también que se modere el peso del control remoto desde Olivos y que se termine con la estrategia de “aprobar rápido y sin chistar”.
Los legisladores deben reivindicar para el Congreso el papel que en la república le está reservado, no por el interés personal del protagonismo, el afán de liderazgo o el mejor posicionamiento con vistas a las futuras elecciones, sino porque un Congreso independiente y serio es el primer paso para la recomposición del equilibrio de poderes.
Publicado en LAS BASES, CRA, Año 2, Nº 20, Buenos Aires Diciembre 2009, pág.12
http://www.lasbases.com/Las%20Bases%2020.pdf