Las Primarias y la Supuesta Democratización de los Partidos


En medio del frenesí legislativo del oficialismo antes de perder la mayoría en las Cámaras del Congreso, se aprobó la ley 26.571 de “Democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral”. Ambicioso título que no pasa de ser una expresión de deseos.

La supuesta democratización de los partidos es uno de los caballitos de batalla del oficialismo al proponer las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para la selección de los candidatos. Sin embargo, muchas de las disposiciones de la ley apuntan en sentido contrario y lejos de democratizar la competencia interna, lo que hacen es concentrar la influencia de la cúpula dirigencial de los partidos.

La democratización interna de los partidos supondría la apertura a la participación de las distintas corrientes internas. La primera restricción proviene de la necesidad de contar con avales. El segundo obstáculo a la democratización interna surge de la amplísima facultad otorgada a la cúpula partidaria. En efecto, la ley establece que “cada agrupación política determinará los requisitos para ser precandidato por las mismas”. Dime a qué precandidato quieres bloquear y te diré qué requisitos establecer.

Se dirá que más allá de que la oferta de precandidatos puede ser absolutamente sesgada por la cúpula partidaria, la participación obligatoria de los ciudadanos es la clave de la democratización. ¿Es constitucional obligar a los ciudadanos a intervenir en la vida interna de los partidos para determinar qué candidatos los representarán en la elección? Creemos que no. La participación en la vida partidaria es un derecho no una obligación.

Por otra parte, no se democratiza a los partidos obligando a la ciudadanía a votar si no se garantiza la limpieza de los comicios y la claridad de la oferta. Veamos cuál fue la solución del oficialismo para el carnaval de papel que se produce elección tras elección. En lugar de adoptar el sistema de boleta única como una forma de garantizar efectivamente que no volviera a repetirse la llamativa falta de boletas de la oposición como sucedió en la elección presidencial de 2007, la ley mantiene el sistema de boletas por partido y en el caso de las primarias, boletas por lista de precandidatos. Eso sí, a pedido de la Presidente ahora tendremos boletas de colores.

Finalmente hay otro factor que va en contra de la apertura de la participación y se refiere a la “conformación” de las listas definitivas. En el caso de los candidatos a presidente y vice, gana la fórmula que más votos obtiene y para poder competir en la elección general debe haber obtenido más del 1,5% del total de votos válidos emitidos en la primaria a nivel nacional. La fórmula presidencial es concebida por la Constitución como una unidad, así que el criterio es coherente. Siguiendo un criterio de democracia interna, las minorías partidarias deberían tener un lugar garantizado en las listas. Pero no. Otra vez la norma va en sentido contrario al discurso. En el caso de los candidatos a senadores nacionales se utiliza el sistema de “lista completa a simple pluralidad de votos”. Esto no tiene ningún fundamento lógico. Los dos lugares de la lista de candidatos a senadores no son una fórmula, no habría ningún obstáculo para dejar que la minoría obtuviera el segundo lugar. En el caso de los candidatos a diputados, cada partido utilizará el criterio de distribución que establezca su carta orgánica. No hay garantía alguna de democratización. Si la ley establece el sistema de lista completa en el caso de los senadores, ¿por qué un partido no podría establecer el mismo criterio para diputados: el que gana se lleva todo?

En la ley también se deja abierta la puerta para las precandidaturas testimoniales, que no son un ejemplo de democracia. Los partidos no podrán presentar en las elecciones otros candidatos que los que ganaron las primarias salvo que esos candidatos renuncien. Cualquier parecido con las testimoniales de 2009 es mera casualidad …

El festival de papeles de colores complicará la emisión del voto y notablemente el escrutinio de mesa. Se pueden anticipar problemas para la constitución de las mesas de votación por falta de autoridades y dificultades para la fiscalización por parte de las listas internas de cada partido o alianza de partidos. El escrutinio provisorio será realizado por el Ministerio del Interior, cuya intervención se cuestiona en la elección general y con mucha más razón en las elecciones de los partidos.

Pero ¿alguien puede asegurar que habrá primarias abiertas el 2º domingo de Agosto de 2011? En Argentina que la ley lo establezca lamentablemente no garantiza nada, menos aún cuando la Presidente –que las debería convocar- se acaba de declarar por encima de la ley y la Justicia.

Publicado en EL ESTADISTA, Buenos Aires, Marzo 2010