La Argentina no termina en la General Paz y esta columna tampoco. Escribo desde Córdoba y no resisto la tentación de comentar un particular ejemplo de políticas públicas y gestión municipal aplicado por una funcionaria de la intendencia de Córdoba.
No cualquier acción de gobierno constituye una política pública. Una política pública es un conjunto de decisiones y acciones del poder público coherentes, racionales y realizables con vistas a solucionar algún problema de la agenda pública. Las políticas públicas son lo contrario del impromptu, del “manotón de ahogado”, de la improvisación o la respuesta irracional frente a los problemas sociales.
La calidad de las políticas públicas reside en una serie de características y condiciones: credibilidad, estabilidad, flexibilidad, coherencia y coordinación, implementación adecuada, eficiencia y orientación al bien común.
Elaborar y poner en marcha políticas públicas que reúnan esas condiciones requiere de un proceso que comienza por la priorización de los problemas a resolver y un análisis de sus causas. Muchas políticas públicas fallan precisamente porque los recursos se invierten en acciones que no apuntan a corregir las causas del problema. Pero esto no basta, suponiendo que se identifique correctamente el origen del problema, los medios y acciones a implementar deben ser racionales, realistas y realizables.
La deserción escolar, sobre todo en los sectores de menores recursos, es un serio problema que deben enfrentar las autoridades. Lograr revertir ese fenómeno requiere acciones coordinadas de todo el gobierno tendientes a atacar sus causas sociales, económicas, geográficas, culturales. Diversos países han ensayado políticas públicas con ese objetivo, acercando la oferta escolar a los alumnos para que no tengan que caminar kilómetros para acceder a la escuela. En otros casos se ha recurrido a incentivos indirectos, como lo hace el subsidio universal a la niñez que se aplica en Argentina que condiciona el subsidio a la escolarización de los niños. Otras veces, se crean sistemas de becas o ayudas económicas. Si el problema se vincula al rendimiento escolar, se recurre a implementar sistemas de docentes de apoyo que complementan el trabajo del aula con un enfoque personalizado en el alumno. Para el acompañamiento del alumno y la familia se establecen gabinetes psicológicos, o equipos de apoyo social.
Lo que no había escuchado nunca hasta ahora era el método del agua bendita para solucionar el problema de la deserción. Esa es la solución que aplica la actual Directora General de Escuelas de la Municipalidad de Córdoba. La Sra. Almagro es a la sazón la Sra. de Giacomino, el intendente municipal (pero del nepotismo hablaremos otro día). En recientes declaraciones a la prensa, la Directora de Escuelas afirmó que ella tiene «un dispenser de agua bendita en su casa» y cuando las directoras de algunas de las 38 escuelas muncipales -ubicadas en la barriadas pobres de Córdoba- vienen a plantearle el problema de la deserción escolar, ella «les manda agua bendita y les pide que recen».
En una entrevista concedida al programa “Hora 25”, la Sra. de Giacomino explicó: “A mi me pasan situaciones duras. Que venga una directora de escuela y que me plantee que tiene ‘x’ cantidad de niños que no van a la escuela porque están viviendo situaciones particulares en la casa por cuestiones del matrimonio, por ejemplo. Yo les ayudo desde la gestión en lo que puedo, ahora, en lo espiritual, primero les pregunto si son creyentes o católicos. Si me dicen que sí, les mando un poco de agua bendita, les digo que recen y que se encomienden a Dios para que les ayude. En mi casa tengo un dispenser de agua bendita”.
De la gestión de la Directora General de Escuelas dependen 36 jardines maternales, 38 escuelas primarias, es decir miles de niños, y además 14 centros de educación primaria de adulto. Buscamos información sobre la cantidad de agua bendita que emplea la Directora para implementar esta política pública, pero la información disponible en la página web del municipio sólo llega a 2007, fecha en que la esposa del intendente todavía no estaba a cargo de la educación.
La pregunta que nos surge es si el Intendente Giacomino también estará pensando en usar agua bendita para solucionar el problema de cloacas, transporte público, hospitales municipales y seguridad que afecta a la población de la Ciudad de Córdoba, alguna vez conocida como «la Docta».Publicado en EL ESTADISTA, Buenos Aires del 1 al 14 de Julio de 2010