La boleta única no es un remedio mágico para todos los defectos y problemas que presentan el sistema y las prácticas electorales en nuestro país.
Las irregularidades detectadas en las elecciones primarias del pasado 14 de agosto han vuelto a poner en la agenda de la oposición en tema de la boleta única. Con un apresuramiento que no se advirtió en todo el año legislativo 2010 – luego de la reforma electoral que no modificó la boleta- los diputados de la oposición impulsan ahora una reforma legal que pretenden aplicar en la elección general de octubre. Será difícil que lo logren. Suponiendo que sacaran dictamen y lograran los votos en Diputados, la iniciativa difícilmente sería aprobada en el Senado. Y aun si las dos Cámaras aprobaran el proyecto, la presidenta ya ha anticipado su rechazo a la iniciativa por lo cual seguramente vetaría el proyecto.
La boleta única podría terminar con el robo de boletas, uno de los problemas que se habría detectado en las primarias. Esto es así porque la boleta contiene toda la oferta electoral y es entregada directamente al elector para que marque su preferencia. Con el sistema de boleta única, la responsabilidad de que haya boletas deja de ser de los partidos y pasa a las autoridades electorales.
La boleta única también permite agilizar la emisión del voto ya que se puede habilitar más de una cabina o casilla de votación por mesa, para que los electores marquen su opción. La mayoría de los países trabajan por lo menos con 2 cabinas, aunque hay países de Latinoamérica que utilizan 4 y hasta 5 casillas por mesa. Si las autoridades de mesa están bien entrenadas, este procedimiento acelera notablemente la emisión del voto.
Una cuestión central en materia de boleta única es el diseño que se adopte. No existe un modelo universal de boleta única y la forma en la que se la diseña puede influir en la claridad de la oferta electoral y la facilidad para emitir el voto o para realizar el escrutinio en la mesa, el resultado de la elección, la cantidad de votos nulos o en blanco, así como en aspectos como la gobernabilidad o la conformación del sistema de partidos.
Es conocido el caso de la llamada «boleta mariposa» del Estado de Florida que provocó confusiones en los votantes y dificultades extremas en el cómputo de votos en la elección presidencial de Estados Unidos en 2000 y que, al menos en parte, determinó el triunfo de Bush sobre Gore.
En Argentina las recientes experiencias de Santa Fe y Córdoba para sus elecciones provinciales también son ilustrativas sobre los efectos -queridos o no- que diversos diseños de boleta traen aparejados.
Santa Fe: papeletas por cargo. La boleta única de Santa Fe está diseñada sobre la base de separar las papeletas por categoría de cargo, todas diferenciadas por color. Hay una boleta única para gobernador, otra para diputados, otra para senadores, otra para intendente, etc. Este diseño dificulta el efecto arrastre del candidato a gobernador sobre el resto de las categorías. El elector puede -sin esfuerzo adicional alguno- votar por el candidato a gobernador del Partido A y por la lista de candidatos a diputados del Partido C. El efecto es el mismo del corte de boleta en el sistema de boletas por partido que se usa en las elecciones nacionales.
La separación de las boletas por categoría en Santa Fe explica que el Frente Progresista Cívico y Social ganara la gobernación (Bonfatti) y la lista del Frente Santa Fe para Todos (encabezada por Bielsa) ganara en las legislativas a diputados.
En el caso de Santa Fe este resultado potencia sus efectos en cuanto a la gobernabilidad ya que la Constitución establece un sistema mayoritario en Diputados con el objetivo de garantizar gobernabilidad y darle respaldo legislativo al gobernador. De las 50 bancas que conforman la Cámara de Diputados, el partido que más votos saca se queda con 28, -sin importar qué proporción de votos obtuvo- y las 22 bancas restantes se reparten en forma proporcional entre las demás listas. Con la boleta única por categoría de cargos, al eliminarse el efecto arrastre de la fórmula a gobernador y vice y facilitarse el voto diferenciado, se puede dificultar ese respaldo legislativo mayoritario para el gobernador, como también sucedía por efecto de la Ley de Lemas.
Santa Fe – Elecciones Provinciales 2011
Escrutinio Definitivo
Frente Progresista Cívico Social
(Candidato a Gobernado: Bonfatti)
Votos para Gobernador: 676.805
Votos para Diputados: 550.882
Frente Santa Fe para Todos
(Candidato a Gobernador: Rossi)
Votos para Gobernador: 388.271
Votos para Diputados: 581.363
Unión PRO Federal
(Candidato a Gobernador: Torres del Sel
Votos para Gobernador: 615.368
Votos para Diputados: 246.445
(Fuente: Tribunal Electoral de la Provincia de Santa Fe)
Seguramente el Ministro del Interior se refiere a esta eliminación del efecto arrastre cuando dice que la boleta única atenta contra la gobernabilidad. Sin embargo, esa conclusión no es tan directa, ya que en el orden nacional el sistema electoral para la Cámara de Diputados es proporcional y no garantiza a ninguna fuerza la mayoría absoluta de las bancas.
Córdoba: otro diseño. La boleta única utilizada en Córdoba el pasado 7 de agosto no tiene papeletas distintas y separadas para las distintas categorías de cargos. Todos los cargos están en la misma papeleta (de 40cm x 30 cm aprox.). En este caso y para facilitar el voto por todos los candidatos de un mismo partido para todas las categorías de cargos (una especie de efecto arrastre) el diseño incluye una columna inicial, a la izquierda, que contiene el nombre, número y símbolo de los partidos y un casillero con la opción «Voto por lista completa» (sic).
El elector que quiere votar por un solo partido para todos los cargos sólo tiene que marcar el casillero de la primera columna. Si en cambio desea votar al Partido A para gobernador y al Partido B para la lista de legisladores por distrito único, debe marcar el casillero correspondiente en la columna de gobernador (en la fila del Partido A) y en la columna de legisladores por distrito único (en la fila del Partido B).
¿Qué pasó en la práctica? El efecto de la columna «Lista Completa» no fue el esperado. Debido a la falta de experiencia de los votantes, o a deficiencias en la campaña de educación y difusión previa, o simplemente por falta de atención al momento de marcar el voto, muchos electores con la supuesta intención de votar a todos los candidatos del partido, marcaron la casilla de gobernador (la primera que mencionaba un candidato y tenía su foto), en lugar de la primera casilla de la izquierda que era de otro color y sólo contenía la identificación del partido.
Marcar la columna de partido implicaba votar afirmativamente por todas las categorías. Marcar sólo la columna de gobernador implicaba votar en blanco por todas las otras categorías. Eso explicaría -al menos en parte- el alto porcentaje de votos en blanco registrados para los cargos legislativos y del Tribunal de Cuentas.
Córdoba – Elecciones Provinciales 2011
Porcentaje de Voto en Blanco
Gobernador/Vice: 2,47%
Legislador Distrito Único (Lista): 18,67%
Legislador Departamental (Circunscripciòn Uninominal – Promedio Departamentos) : 16.29%
Tribunal de Cuentas: 19,61%
(Fuente: Juzgado Electoral de la Provincia de Córdoba)
La reforma de las leyes electorales no se debe hacer apresuradamente, ni en medio de un proceso electoral. Por otra parte, aunque hubiera tiempo de aprobar la ley y aún suponiendo que el Ejecutivo no la vetara, no habría tiempo para implementar el sistema. Más allá de los procesos administrativos y judiciales que habría que poner en marcha para garantizar que todos los partidos compitieran en igualdad de condiciones, hay que tener en cuenta cuestiones prácticas como la necesidad de imprimir, controlar y distribuir casi 30 millones de boletas. Además de eso habría que modificar también las reglas sobre emisión, recepción y conteo de votos, entrenar a las autoridades de mesa y realizar una campaña de educación al ciudadano. Nadie sensato pretendería hacer eso en 60 días. Me temo que sería mucho peor el remedio que la enfermedad.
¿Y el problema del recuento de votos? La implementación de la boleta única aunque se hiciera con todos los recaudos del caso y aunque se definiera un diseño adecuado, no solucionaría el problema derivado de lo que la Jueza Servini de Cubría ha definido ligeramente como «picardías». La boleta única no cambiaría nada si las autoridades de mesa -u otras personas- tergiversan los resultados en las actas que se utilizan para el escrutinio definitivo y/o en los telegramas que debe enviar a la Junta Electoral y al Ministerio del Interior para el escrutinio provisorio.
Una boleta única bien diseñada e implementada de forma seria podrá, en el futuro, salvarnos de los «picaros» que roban o destruyen las boletas de los contrincantes o ponen boletas truchas en el cuarto oscuro, para anular luego los votos.
El problema de los «picaros» que cuentan mal los votos -por impericia, imprudencia o a propósito- requiere otras soluciones, otros controles y sobre todo un alto grado de respeto por las elecciones como el proceso democrático por excelencia. Sólo un proceso electoral transparente y confiable legitima a las autoridades electas y contribuye al fortalecimiento de la democracia.
Publicado en EL ESTADISTA, Buenos Aires, 1 al 14 de Setiembre de 2011