Reforma política: voto electrónico y poco más


A continuación un extracto del artículo publicado en BASTION DIGITAL el 11 de Julio de 2016

El gobierno acaba de remitir al Congreso el proyecto de ley de reforma electoral cuya principal innovación es la adopción de un sistema de voto electrónico: la “boleta única electrónica” que se usó en Salta y en la Ciudad de Buenos Aires o un sistema parecido, según surge de las incompletas y confusas normas del proyecto.

La exposición de motivos expresa que el objetivo del gobierno es crear un sistema del siglo XXI. Si ese es el objetivo, la respuesta es la boleta única en papel al estilo de la que se aplica con éxito en Córdoba y Santa Fe. Sólo 3 países en el mundo aplican el sistema de voto electrónico a nivel nacional: Brasil, Venezuela y la India. Bélgica lo abandonó a partir de este año. Países desarrollados como Alemania y Holanda hicieron alguna experiencia pero abandonaron el sistema porque no garantiza ni el secreto del voto, ni la posibilidad de cualquier ciudadano de entender cómo funciona el sistema. Tampoco se siguió adelante con los proyectos de aplicar el voto electrónico en Francia, Finlandia, Irlanda, Bulgaria, Austria. Tampoco se utiliza en Gran Bretaña. En Estados Unidos la mayoría de los estados utiliza sistemas de boleta única papel e incorpora mecanismos de lectura electrónica de esas boletas-papel.

El gobierno a través del Secretario de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior ha explicado que propone el sistema de voto electrónico con el objetivo de terminar con el clientelismo. Craso error. El clientelismo como forma de hacer política no se agota en el momento electoral, ni se limita a la compra de votos. Venezuela aplica el sistema de voto electrónico y sin embargo sufre las consecuencias de un modelo clientelar populista desde hace años. Cabe preguntarse qué sucede con la forma de hacer política en los distritos argentinos donde se aplicó el sistema. ¿Ya no hay clientelismo político?

Se sostiene también que con el voto electrónico se corrige el problema derivado del robo de boletas. Esto es cierto, se garantiza al elector contar con la oferta electoral completa. Pero eso también se logra con la boleta única de papel sistema utilizado en la mayoría de los países del mundo, que es más simple, más barato y garantiza el secreto del voto.

El sistema de voto electrónico sólo corrige uno de los problemas señalados (el robo de boletas) pero multiplica y renueva las vulnerabilidades (problemas vinculados con el secreto del voto, la transparencia del sistema de escrutinio y la trasmisión de resultados, las posibles fallas del sistema y un largo etcétera que los especialistas informáticos han señalado en Argentina y en el mundo). Esas vulnerabilidades vinculadas al voto electrónico tienen una característica que agrava la situación: son más difíciles de detectar y no hace falta una gran organización, ni movilización para producirlas con efectos en el resultado electoral.

A esas nuevas vulnerabilidades que incorpora el voto electrónico al sistema electoral, hay que sumar los costos. No sabemos qué presupuesto insumirá la compra, alquiler o construcción de las máquinas, ni del software que se utilizará. Tampoco sabemos cómo se solucionará el problema de la obsolescencia de la tecnología, tampoco se dice nada respecto al problema derivado de la gran cantidad de baterías de las que habrá que disponer. En materia de costos, la boleta única papel es sin duda una opción más económica.

Artículo completo en
http://ar.bastiondigital.com/notas/voto-electronico-y-poco-mas