Reforma Electoral: No fue pensada para el ciudadano


En lo que va del siglo XXI, las reglas electorales en Argentina no se han caracterizado por su estabilidad. En cada elección, desde la crisis del 2001, se ha estrenado alguna regla, o se han suspendido por única vez aquellas normas aprobadas con la promesa de certeza y estabilidad. En 2009, con apuro y sin el necesario debate, se aprobó una nueva reforma electoral, inspirada por las necesidades del oficialismo y apoyada por ingenuos aliados que pronto fueron defraudados con el veto de la Presidenta. La reforma no fue pensada para el ciudadano.

Si los políticos resisten la tentación de cambiar las reglas de juego, la primera consecuencia de la reforma para los ciudadanos es que tenemos más obligaciones que antes. La participación en la vida partidaria es por esencia libre y voluntaria. La obligación impuesta a todos los electores de participar en la selección de candidatos viola ese principio constitucional. Una cosa es ampliar la posibilidad de participación para los que estén interesados y otra muy distinta es obligar a todos los ciudadanos a concurrir a la selección de los candidatos que disputan la representación de cada partido en la elección general.

No sólo estaremos obligados todos a ir a votar en las primarias, sino que muchos ciudadanos serán seleccionados para actuar como autoridades de mesa y eso también es un deber cuyo incumplimiento está sujeto a sanciones. Esto plantea, además un problema práctico. En las elecciones generales cuesta conformar las mesas y la apertura de los comicios se demora porque los citados como autoridades no se presentan y los que están en la mesa para votar se resisten a quedarse todo el día cumpliendo esa labor. ¿Qué pasará el día de las primarias? Creo que la constitución de mesas será todavía más difícil que en las elecciones ordinarias, aunque también se abre una oportunidad para que caudillos y punteros de algún partido traten de copar las mesas donde se receptarán y contabilizarán los votos de todos los partidos.

Tampoco la emisión del voto será más fácil para el elector. Todos los intentos de adoptar la boleta única fueron resistidos por el oficialismo. La boleta única simplifica la emisión del voto y evita maniobras como el robo de boletas que se registró en la elección de 2007. Seguiremos encontrando en el cuarto oscuro un mar de papeletas.

Por sugerencia de la Presidenta las boletas serán de colores. El tema de los colores será un dolor de cabeza para la Justicia Electoral. Con todos los partidos que competirán y las alianzas que se formarán habrá que recurrir a la paleta completa del arco iris, y además deberá garantizarse que las opciones sean suficientemente diversas para evitar que los colores se transformen en una fuente de confusión para el elector. En las primarias la complicación será mayor ya que en el cuarto oscuro estarán todas las boletas, de todas las líneas internas, de todos los partidos y alianzas, para todos los cargos electivos.

Eso sí, la de 2011 será una elección muy colorida.

Publicado en CLARIN, Buenos Aires, 6 de Noviembre de 2010
http://www.clarin.com/politica/pensada-ciudadano_0_367163303.html